El desafío pendiente de los Baby Boomers: reparar lo que está por romperse
- Tara Lau
- 17 hours ago
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Entre deudas crecientes y desafíos demográficos, una generación clave aún tiene la oportunidad de marcar la diferencia.
Durante décadas, la generación del baby boom —aquellos nacidos entre 1946 y 1964— ha sido sinónimo de expansión, innovación y protagonismo en la vida política y económica de Estados Unidos. Fueron la generación que creció con el sueño americano al alcance de la mano: empleos estables, viviendas accesibles, movilidad social. Pero también han sido, en muchos sentidos, beneficiarios de un sistema que ahora cruje bajo su peso.
Los programas más emblemáticos del siglo XX, como el Seguro Social, Medicare y Medicaid, enfrentan presiones estructurales sin precedentes. Diseñados en otra era, estos pilares del contrato social necesitan ajustes urgentes para seguir siendo viables en un país donde la población envejece y los nacimientos están por debajo del nivel de reemplazo. El desafío no es nuevo, pero su urgencia se ha acelerado.
El fondo del Seguro Social podría agotarse en menos de una década, y los costos de salud pública siguen creciendo. Sin reformas serias, las generaciones más jóvenes enfrentarán recortes, deudas y un sistema fiscal al borde del colapso. Sin embargo, este no es un destino inevitable. También es una oportunidad: los baby boomers, aún en posiciones de liderazgo, están en una posición única para impulsar las decisiones difíciles que otras generaciones no pueden tomar por sí solas.
Sí, hay frustración. Muchos ven con escepticismo la falta de acción frente a problemas conocidos desde hace décadas. Pero también hay ejemplos de compromiso, innovación y responsabilidad entre quienes entienden que el verdadero legado no se mide por lo que se heredó, sino por lo que se deja.
Estados Unidos ha superado retos más complejos que este, y parte de su fortaleza histórica ha sido la capacidad de reinventarse. La clave está en enfrentar la realidad con claridad, sin caer en el pesimismo ni en la nostalgia. No se trata de culpar a una generación, sino de pedirle que vuelva a liderar, esta vez pensando más en el largo plazo que en el corto.
Aún hay tiempo para reformar lo necesario, aliviar las cargas sobre los más jóvenes y preparar al país para una transición demográfica sostenible. Si lo logran, los baby boomers podrían transformar su reputación de generación complaciente a generación de redención. Y con ello, evitar que su capítulo en la historia termine siendo una advertencia… en lugar de una inspiración.
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